Mirando conflictos

Homo homini lupus, el hombre es un lobo para el hombre, dice un adagio clásico, expresando algo que muchos hemos experimentado en carne propia en algún momento de nuestras vidas. Detrás de esta amargada expresión encontramos una idea que conocemos todos ampliamente. No solamente la encontramos incrustada en nuestro mundo social, hemos sido inoculados con él. El conflicto nos acompaña a través de todos los ámbitos de la vida humana. Es un término inherente a nuestra interacciones, es una manifestación anclada en la naturaleza de nuestras relaciones.
Conflicto es enfrentamiento y al mismo tiempo encuentro entre partes, que en algún momento de su complejidad involucrará a personas naturales, es decir a nosotros como seres humanos. Puede ayudarnos al tener un final feliz o al terminar con un resultado medianamente positivo para las partes; pero puede en igual medida finalizar en dolor, en sentimientos de pérdida, de discriminación y ostracism. O terminar en deseos de venganza, en estados de profunda desesperación.
Todo conflicto, sea entre grupos pequeños, entre organizaciones e  instituciones complejas, entre comunidades y empresas, o entre partidarios o simpatizantes de religiones, ideologías o cosmovisiones contrapuestas, suele ser abordado como lo que es en la mayoría de los casos: un conflicto de intereses, desde una perspectiva que enfoca sus dimensiones socio-económicas, políticas y legales. Sin embargo el factor cultural por un lado y el factor psicosocial por el otro, intervienen de manera tectónica, subterránea y fundamental, actuando como catalizadores o inhibidores.
¿Cómo entonces combinar la dimensión concreta de un conflicto, la interacción de los interéses de las partes con aquellos aspectos que son en ocasiones perceptibles al primer intento, pero que en la mayoría de las ocasiones no logran acaparar la atención de los involucrados? El impacto de variables de tipo psicológico, de por si contundente en la dinámica de todo conflicto, como lo pueden ser personalidad, liderazgo carismático y tolerancia disminuida a la ansiedad entre muchas, se combina con la fuerza de otras variables de tipo colectivo como clima emocional, expresiones colectivas de xenofobia, manifestaciones compartidas de identidad social. Y esta interacción a su vez, se encuentra expuesta aun marco de influencia compuesto por las instituciones que articulan la sociedad y las dinámicas que impulsan los procesos culturales.
Una herramienta de aproximación a la dinamicas socioculturales del conflicto podría ser desarrollar un metología de doble mirada, que permita generar teorias ´ad hoc´ para entender el conflicto objeto de nuestro analisis y posible intervención,  y generar a partir de ellas lineamientos de intervención concretos y aplicables a nuestro caso.
Estas teorías buscarían comprender el contexto sociocultural del conflicto objeto de nuestra curiosidad en el momento y lugar en que es aproximado. En cierta medida estaríamos generando una representación social del conflicto en cuestión, con la diferencia que el acercamiento sería más científico que cotidiano, en la medida que sistematizamos nuestra observaciones y expresamos textualmente nuestras interpretaciones.
Mirando la psicología del “nosotros y ellos” en simultáneo con la reconstrucción de la dinámica de lo sociocultural generamos un cuerpo de observaciones y conclusiones que sirven de material en la búsqueda de estrategias de resolución y de consenso. Junto con la dimensión concreta del conflicto y las técnicas de gestión del conflicto permiten llegar a soluciones creativas y probablemente eficaces, ya que asegurar una garantía absoluta es en nuestro mundo de alta complejidad un acto de soberbia poco responsable.
Aplicando una mirada etnográfica a través de una descripción interpretativa breve como densa, se descubren los sesgos cognitivos y prejucios en los que caen las partes involucradas e incluso el observador mismo, se reconstuyen las representaciones, hábitos y estrategias de simbolización y narraciones etnocentristas, tomando en cuenta la esencia multicultural, buscando develar los principios de la interacción de las partes, considerando prácticas de marginación, discriminación y violencia - estructural o concreta, comprendiendo sentimientos xenofobia y de privacía relativa, que en muchas ocasiones han dejado de ser relativas para convertirse en muy reales, se logra tener un panorama sumamente valioso en material relevante para la misión de aquel que se aproxima a los conflictos más virulentos que marcan nuestra sociedad.

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