En el análisis del boom de la gastronomía local, debe haber varias constelaciones explicativas para el fenómeno. Se ofrece por esta razón, una degustación simple:
De entrada: El boom de la gastronomía peruana es un ancla de identidad no tradicional. ¡Por fin! El orgullo ya no se ubica solamente en el pasado precolombino (saludo a "Buscando un Inca" de Alberto Flores Galindo, que continúa siendo tan actual como cuando lo escribió) sino que, a través del reconocimiento internacional y especialmente por medio de la dinámica de los medios de comunicación que justamente dan cuenta de este reconocimiento internacional, la gastronomía local produce un consenso que permite a los "peruanos", compararse y posicionarse en el mundo de hoy. El boom gastronómico funge entonces de proveedor de coordenadas. Queda pendiente la mirada a la percepción y expectativas que genera este posicionamiento desde su dimensión simbólica.
De segundo: La gastronomía es una práctica indesligable de su producto final; los secretos del Chef lo son solo si el producto en su materialidad observable, asible, degustable y olfatible, es acompañado de gestos de admiración llevados a escena por testigos. Esta presencia física, en forma, sabores y colores, ejerce una fascinación natural en el ser humano y lo seduce irremediablemente. Las interpretaciones se sobreponen posteriormente al instinto. Queda entonces pendiente la mirada a la materialidad de la gastronomía.
De postre: Una mirada a los medios: cómo producen y reproducen el boom gastronómico, abre los ojos más allá de la impresión de un plato bien presentado. Chef que no aparece en televisión, que no gana medalla en concurso o festival, que no da talleres o conferencias, que no aparece en críticas y guías, o que no saca recetario a través del auspicio de una editorial o medio escrito, coleccionable o en edición especial: NO ES CHEF. Queda entonces pendiente la mirada a los intereses, intenciones, roles y funciones que la sociedad otorga a los medios de comunicación, o que estos se autoasignan.
Falta solamente la sopa. Quizá porque en todo menú ejecutivo junior (es decir en su versión económica) uno puede escoger entre ésta o una entrada. O, como en los chifas, donde tenemos alternativas de wantan frito o sopa wantan.
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